Los docentes y alumnos de la pequeña localidad de Agua de Aguirre, de este departamento Rosario Vera Peñaloza, en la zona serrana al norte de esta ciudad, continúan esperando la provisión de las baterías por parte del Ministerio de Educación a la escuelita que funciona en el lugar, lo que dificulta la tarea educacional que allí se desarrolla.
Agua de Aguirre está enclavado en plena sierra de Argañaraz, en este departamento Rosario Vera Peñaloza, y para llegar allí, se debe realizar una jornada bastante larga y penosa.
Los docentes cuentan allí con la provisión de energía eléctrica a partir de paneles fotovoltaicos que acumulan la energía para iluminación y otros menesteres en un pack de seis baterías especiales, de mayor capacidad que las comunes.
El problema radica en que las baterías tienen una vida útil determinada y a su vencimiento, deben ser reemplazadas. Claro que como el área respectiva del Ministerio, no las lleva hasta el lugar donde funciona la escuelita, esa tarea la deben asumir los docentes. Esto implica para ellos, los 300 kilómetros hasta la capital provincial, transportar las seis baterías de regreso a Chepes, luego trasladarse hasta La Calera, distante 15 km. de Chepes Viejo, otros km. más hasta la Quebrada del Tigre; des allí, tienen que alquilar unas mulas para completar el trayecto y en parte caminando, por lo agreste de la zona y el mal estado del camino.
Pero allí no termina la odisea, porque hay que esperar luego que vengan los técnicos de Arquitectura Escolar, a cargo de la arquitecta Arias, para que instalen las baterías y controlen el funcionamiento del sistema. El problema consiste en que los técnicos, desde el año pasado fijan fechas para ir y no van. Entonces, los docentes y las comunidades, alquilan los animales para hacer los últimos kilómetros con los técnicos, pero éstos no van y todo el esfuerzo se pierde.
Este problema se reitera en diversas escuelas del departamento y otros departamentos que cuentan con este sistema de electrificación. Los docentes se muestran renuentes a denunciar estos inconvenientes a la prensa, porque luego cuando aparece la información, los retos y malas caras de las autoridades no se hacen esperar.
Los docentes cuentan allí con la provisión de energía eléctrica a partir de paneles fotovoltaicos que acumulan la energía para iluminación y otros menesteres en un pack de seis baterías especiales, de mayor capacidad que las comunes.
El problema radica en que las baterías tienen una vida útil determinada y a su vencimiento, deben ser reemplazadas. Claro que como el área respectiva del Ministerio, no las lleva hasta el lugar donde funciona la escuelita, esa tarea la deben asumir los docentes. Esto implica para ellos, los 300 kilómetros hasta la capital provincial, transportar las seis baterías de regreso a Chepes, luego trasladarse hasta La Calera, distante 15 km. de Chepes Viejo, otros km. más hasta la Quebrada del Tigre; des allí, tienen que alquilar unas mulas para completar el trayecto y en parte caminando, por lo agreste de la zona y el mal estado del camino.
Pero allí no termina la odisea, porque hay que esperar luego que vengan los técnicos de Arquitectura Escolar, a cargo de la arquitecta Arias, para que instalen las baterías y controlen el funcionamiento del sistema. El problema consiste en que los técnicos, desde el año pasado fijan fechas para ir y no van. Entonces, los docentes y las comunidades, alquilan los animales para hacer los últimos kilómetros con los técnicos, pero éstos no van y todo el esfuerzo se pierde.
Este problema se reitera en diversas escuelas del departamento y otros departamentos que cuentan con este sistema de electrificación. Los docentes se muestran renuentes a denunciar estos inconvenientes a la prensa, porque luego cuando aparece la información, los retos y malas caras de las autoridades no se hacen esperar.
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